miércoles, 28 de septiembre de 2011

Ciudad, de Ricardo Barreiro y Juan Giménez

La historieta argentina es un crisol fascinante donde confluyen en perfecta alquimia el cómic de género con la personalidad de autor más definida a las que habría que aunar una mística absolutamente especial que bucea en el interior del ser humano mientras confunde en sin par armonía, la realidad con la fantasía, tal y como hicieron en su momento sus homólogos dentro del campo de la literatura(y dentro del ámbito no solo argentino, sino también hispanoamericano en general), esos tipos llamados Borges, Cortázar, Carpentier o García Márquez que tanto nos gustan. La nómina a nivel historietístico, y esta vez sí, dentro exclusivamente de la Argentina, posee a genios del guión y del dibujo del calibre de H.G.Oesterheld, Carlos Trillo, Robin Wood(paraguayo, pero cuya carrera se desarrolló en su mayor parte dentro del ámbito argentino), Alberto y Enrique Breccia, Alcatena, Solano López, Horacio Altuna, Eduardo Risso, Lucho Olivera, Ricardo Barreiro o Juan Giménez. Precisamente de estos dos últimos es el tebeo del que pretendo hablar aquí, Ciudad.
En Ciudad, Ricardo Barreiro y Juan Giménez nos cuentan la historia de Jean, un tipo que vive hastiado por la rutina de una vida y de una relación que no le satisfacen. Cansado y un tanto borracho tras discutir con su novia emprende el camino de regreso hacia su casa, y descubre que las calles que le rodean no le resultan en absoluto familiares, ...ya no se encuentra en París sino en el interior de la Ciudad. La Ciudad, al igual que El Aleph borgiano (no en vano una de sus calles se llama Rue Le Aleph), existe en todos los lugares y en todos los tiempos, y a ella acceden todos los náufragos de la manera más accidental e insospechada. Entrar es fácil, salir, al igual que sucedía en El ángel exterminador de Luis Buñuel, es imposible. En La Ciudad podemos encontrarnos náufragos de todas las épocas, también podemos encontrar una parte de ella en la que siempre es de noche, otra en la que siempre es de día. La Ciudad funciona a su manera, trasgrediendo por completo las leyes de la Lógica y de la Física, y son únicamente sus habitantes, los náufragos, los que intentan dotarla de sentido y cordura sin lograrlo.
Ricardo Barreiro y Juan Giménez, nos cuentan la historia de Jean y de Karen(una náufraga con la que se encuentra Jean nada más llegar a la Ciudad) en forma de episodios, en los que el leif-motiv de la serie será el viaje que llevarán a cabo ambos personajes en pos de su objetivo(conseguir escapar de la Ciudad y volver al mundo normal), y en el que se encontrarán con un supermercado automático que juzga y encarcela a sus clientes; un metro que no se desplaza en el espacio sino en el tiempo; o un barrio extremadamente organizado y jerarquizado con leyes y normas que me recuerda al actual emplazamiento de los personajes de Los muertos vivientes de Robert Kirkman. A su vez en Ciudad, el lector mínimamente avezado se encontrará con referencias a la cultura tanto oficial como popular, como pueden ser el Diluvio Universal del Antiguo Testamento, el flautista de Hamelín, los mitos de Cthulhu, o los clásicos del género de terror, desde Drácula, la Momia, el Hombre Lobo y Frankenstein, pasando por el Alien de Ridley Scott, con la salvedad de que en Ciudad estos ayudan al ser humano, porque es éste el que los ha creado y el que los alimenta con su imaginación y con la materia de sus sueños. Por supuesto, si Ciudad es un nido metarreferencial en el que podemos encontrar alusiones a otras artes como la literatura y el cine, el cómic tampoco podía faltar, y Ricardo Barreiro no puede evitar hacer aparecer al personaje por excelencia de la historieta argentina, Juan Salvo, el Eternauta, la inmortal creación de H.G.Oesterheld y el recientemente fallecido Francisco Solano López, quien también se encuentra atrapado en la Ciudad a la busca de una salida que podría ser un ascensor del que nadie regresa. Salvo nos dice al respecto de la Ciudad"¿Cuál es la realidad?, puedo estar yo mismo seguro de mi propia existencia? la ciudad es un lugar fantástico. Quizá la intersección en un punto infinito de todos los continums espacio temporales de la Tierra. Aquí no existe lo imposible. No hay lógica ni reglas; estamos en el Infierno y en el Paraíso, al mismo tiempo en El Aleph de Borges o la infundíbula cronosinclástica de Voneguth. En el todo y la nada...¿y si acaso la ciudad fuera un fantástico experimento ejecutado por una super-raza extraterrestre?, ¿o si fuera tan solo una delirante pesadilla colectiva?, ¿y si ninguno existiese realmente?, ¿si fuéramos tan solo personajes de una novela?, ...¿de un filme?, o por qué no....¿acaso de una historieta?".


El autor de Slot Barr consigue aquí un guión en el que aúna la reflexión metafísica y metarreferencial con el divertimento propio del género de aventuras logrando un tebeo excepcional, pleno de vigor, de ritmo y de inventiva. En cuanto al apartado gráfico, Ciudad cuenta con un Juan Giménez absolutamente colosal, con un dibujo con el que el lector puede realizar dos tipos de lectura: una primera en la que éste está atento al ritmo marcado por las aventuras de Jean y Karen, y una segunda en la que uno puede obviar el carácter narrativo del dibujo, y contemplarlo desde el punto de vista de la ilustración, recreándose en cada uno de los detalles que el dibujante de La casta de los metabarones introduce en su maravilloso trabajo.


En definitiva, un espléndido tebeo que honra debidamente la maravillosa tradición a la que pertenece, que no es otra que la de la historieta argentina.

6 comentarios:

Iñaki dijo...

Amén. Una obra exquisita en todos sus apartados y propuestas, además de una edición magnífica integral por parte del propio Juan Gimenez a gran formato que permite apreciar el detalle del dibujo en todo su esplendor. Una pequeña joya que nadie debería desatender.

Saludos en paralelo.

Jaime Sirvent dijo...

Iñaki, totalmente de acuerdo, un cómic imprescindible.

Saludos.

paco dijo...

Hacía tiempo que no pasaba por aquí, perdón, jeje. Esto tiene pinta de lectura obligatoria, gracias Jaime!

Jaime Sirvent dijo...

La verdad es que sí, pero como prácticamente todo lo que hacen los argentinos.

Saludos.

Mo Sweat dijo...

Rectificada la dirección en mi blogroll...

Por cierto, que grades los clásicos argentinos: Giménez, los Breccia, Altuna, Salinas, etc.......

Saludos.

Jaime Sirvent dijo...

Grandísimos los clásicos argentinos. Afortunadamente vamos viendo por nuestro país cosas de los Breccia, Altuna, Giménez, etc, ..., nos faltaría ver cosas de Salinas, y de otra gran asignatura pendiente de nuestro mercado, Alcatena.

Saludos.