viernes, 18 de febrero de 2011

La ira del Espectro de Michael Fleischer y Jim Aparo

Una de las más insignes tradiciones que jalonan este blog prácticamente desde sus inicios, y que los más longevos seguidores de esta humilde casa conocen, es la de escribir un post estando borracho. Ejercicio sano, desprejuiciado y en numerosas ocasiones absolutamente necesario, ya que como bien es sabido, no solo "in vino veritas", sino que solo los niños y los borrachos dicen siempre la verdad.
La ira del Espectro, cómic clásico setentero perpetrado por el guionista Michael Fleischer y el dibujante Jim Aparo, era un tebeo que deseaba poseer prácticamente desde su salida a la venta hace ya unos pocos años, y que por diversas razones(problemas económicos al frente) no había podido todavía adquirir.
El tebeo bebe de la inmensa tradición de cómic terrorífico iniciada por la EC Comics en los años 50, que se vio interrumpida por ese cipote elevado a grado sumo, por ese despropósito insultante de la inteligencia humana llamado La seducción del inocente, perpetrado por ese defecador de cerebros llamado Frederick Wertham, que con sus prejuicios, su falta de ética, de moralidad(eso de lo que tanto pretendía presumir) y su estrechez de miras consiguió que el cómic americano viera frenada su evolución. Vaya, que el amigo Wertham consiguió él solito con el cómic lo mismo que los nazis hicieron con Polonia. Afortunadamente, la editorial Warren con sus revistas Creepy y Eerie a la cabeza consiguió recuperar el género del terror dentro del noveno arte, y a su vez, a sus autores más clásicos. Marvel y DC no pudieron ser impermeables a este revival del género terrorífico y publicaron diversos tebeos que recogían la esencia o la apariencia del género, dependiendo del caso. En ese sentido, dentro del ámbito de DC destaca entre otros, La ira del Espectro.
La ira del Espectro es un tebeo que a nivel de guión ha envejecido muy mal, (éste es el menos el eufemismo que emplearía si estuviera escribiendo este post totalmente sobrio), pero como llevo entre pecho y espalda cuatro cervezas no me voy a andar con lindezas ni con frases biensonantes. A nivel de guión, puedo decir que el trabajo de Michel Fleischer me parece una auténtica basura, de principio a fin, siendo incapaz de resistir el más mínimo análisis serio en cuanto a configuración y diseño de personajes, limitándose a seguir una plantilla fija consistente en comisión del delito por una serie de malhechores, con la consiguiente investigación por parte del detective Jim Corrigan(alterego de El Espectro) para posteriormente castigarlos como se merecen; y es en este castigo, donde reside, al menos a nivel de imaginación y de incorreccción política, el interés de un cómic como La ira del Espectro en los tiempos actuales que nos ha tocado vivir. El Espectro, para aquéllos que lo ignoren, es el espíritu de la venganza del colérico Dios del Antiguo Testamento(recordemos episodios como las plagas de Egipto, o Sodoma y Gomorra para recordar que el amigo divino no se andaba precisamente con chiquitas), y por tanto mata a aquéllos que cometen el mal, empleando castigos tan creativos como convertirlos en esqueletos, cortarlos con unas tijeras gigantes, o convertirlos en cera hirviente entre otras lindezas.
Ahora bien, si a nivel literario el interés de La ira del Espectro se circunscribe a la incorrección política de las resoluciones empleadas por el Espectro, territorio en el cual el cómic de Fleischer y Aparo continúa siendo un tebeo avanzado a su tiempo y al actual, ya que en estos tiempos de mojigatería salpicada de presunta dureza o de presunta dureza salpicada de falsa e hipócrita mojigatería resulta imposible dar tres pasos por la calle sin herir las susceptibilidades de por lo menos cuarenta colectivos minoritarios; en el terreno gráfico resulta un tebeo absolutamente recomendable, con un Jim Aparo absolutamente pletórico, con un dibujo y una narración visual absolutamente vigorosos, y es que Aparo en los años 70 era un puto crack, una auténtica estrella, cuya obra apenas hemos podido disfrutar en España(todavía espero una edición de su Batman setentero en color, incluido ese The Brave and the bold que en nuestra piel de toro fue publicado como todos sabemos).



En resumen, un tebeo cuya compra está plenamente justificada aunque solo sea por el magnífico despliegue realizado por Jim Aparo en sus páginas, y es que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad, y es que si yo, estando sobrio tengo bastante de lo primero, imagínense ustedes lo sincero que puedo llegar a ser yendo borracho.

9 comentarios:

Mo Sweat dijo...

Borracho o no, estoy de acuerdo contigo, Jim Aparo fue un puto crack. un artista enorme y poco valorado para lo que fue.

Saludos.

paco dijo...

Por favor jaime,muchos articulos como este

Jaime Sirvent dijo...

Paco, se hará lo que se pueda,xd.

Jaime Sirvent dijo...

Mo, una cosa que se me olvidó mencionar en el post es que la serie setentera del Espectro se interrumpió sin previo aviso, y había un par de guiones realizados por Fleischer que no llegaron a publicarse, y que Aparo dibujó en los 80. En estos se nota un descenso de calidad en comparación con los de los años 70, digamos que son un poco como Batman y los Outsiders, en ese nivel, que está muy bien también, pero es inferior a lo anterior.

Yo descubrí a este Jim Aparo excepcional en el tomo de Las mejores historias de Batman jamás contadas que publicó Zinco coincidiendo con el 50 aniversario del personaje, en concreto en una historia dibujada por él y con guión de Archie Goodwin. En ella Aparo me sorprendió gratísimamente, y me hizo tomar conciencia de que ahí había un dibujante del que no habíamos visto ni de lejos lo mejor de su trabajo, en España.

Y sí, Aparo fue un puto crack, saludos.

Jaime Sirvent dijo...

David, la verdad es que no he profundizado en el tema Wertham, ahí simplemente me influyeron las cuatro cervezas, el ir entrando en calor, y sobre todo la opinión de Frank Miller sobre La seducción del inocente en el libro Eisner/Miller, en el que lo calificaba como la mayor basura que había leído nunca.

Sí, en lo de las cuevas fueron bastantes cubatas, no cuatro cervezas, por eso lo eliminé, jeje. Un abrazo.

PD: me alegra que el post te haya parecido divertido, ésa era la intención.

Carlos dijo...

Hay que ver lo bien que escribe uno con cuatro cervezas, jejeje.
De todos modos, Jim Aparo fue un gran artista que en mi opinión no se ha valorado su trabajo lo suficiente. Saludos.

Jaime Sirvent dijo...

El zumo de cebada hace milagros, saludos.

Osukaru dijo...

Ya te dije en su momento que a mi lo que me parecían fuertes eran los castigos mortales que el personaje iba aplicando a diestro y siniestro...

Las cervezas eran de alta fermentación, no?. jajajajejeja!.

Jaime Sirvent dijo...

Cierto, además, me acordé de ti al leerlo,recuerdo que me lo dijiste. Las cervezas eran normales, vaya, cerveza nacional de barril, pero es que, tengo que reconocer que estoy acabao, jeje.