martes, 23 de diciembre de 2008

La colina de los diablos de acero


Los aficionados al cine suelen destacar entre la filmografía de Anthony Mann sus westerns rodados junto a James Stewart, algo por otra parte comprensible habida cuenta de la enorme calidad que atesoran películas como Winchester 73(1950), Horizontes lejanos(1952), Colorado Jim(1953), Tierras lejanas(1955) y El hombre de Laramie(1955); o sus superproducciones rodadas en España junto a Samuel Bronston como El Cid(1961) y La caída del Imperio romano(1964). Sin embargo, y afortunadamente, podemos encontrar otras películas de enorme calidad e interés en su filmografía como El gran Flamarion(1945), Música y lágrimas(también con Stewart)(1954), otros westerns de un nivel impresionante, esta vez sin Stewart, como Cazador de forajidos(1957), de la que ya hablé aquí, o la mítica El hombre del Oeste(1958)... o ese gran film bélico bastante desconocido por el aficionado, que es La colina de los diablos de acero(1957), a pesar de aparecer cada vez con más frecuencia en las antologías del género.


La colina de los diablos de acero tiene la particularidad de estar ambientada en la Guerra de Corea, lo cual ya de entrada la desmarca de la mayor parte de la producción del género, mucho más centrada en la 2ª Guerra Mundial o incluso en la Guerra del Vietnam como conflictos más explotados. Aunque el hecho de que esté ambientada en la Guerra de Corea es absolutamente indiferente, ya que no se trata de un film que analice las causas de dicha guerra o que reflexione sobre el comunismo, pero no por ello es una película superficial, al contrario, precisamente esa indeterminación es la que la hace más grande. Anthony Mann busca y consigue dar una visión totalmente deshumanizadora y antiépica de la guerra y para ello nos cuenta la historia de un grupo de hombres comandados por el teniente Benson(Robert Ryan) que marchan sin ningún tipo de rumbo, absolutamente perdidos, sin órdenes, y sin noticias de sus superiores, ya que la radio está estropeada.


Aquí no hay ningún tipo de búsqueda de la gloria, simplemente se trata de un grupo de hombres que buscan sobrevivir en medio de una jungla plagada de enemigos. Se trata de un enemigo casi invisible, ya que apenas vemos a los coreanos a lo largo del metraje, como si se tratara de una abstracción, de un adversario espectral del que nada sabemos. Mann no busca en ningún momento mostrar una guerra de altos mandos ni de políticos, aquí todo eso brilla por su ausencia, sino que lo que pretende es mostrar los sinsabores y las penalidades del soldado de a pie usando el primer plano como herramienta para el estudio del rostro humano, un rostro desencajado, alucinado, totalmente ido fruto de la enorme tensión, del terror y del horror que la guerra provoca en unos pobres hombres que se ven superados por un conflicto que no entienden.

Mann da una lección soberbia de lo que debe ser un cineasta, valiéndose de la imagen para mostrar la alienación y el tormento que viven los personajes, sin necesidad de diálogos innecesarios , apoyándose en la excelente interpretación de sus actores(en especial Robert Ryan y Aldo Ray), en la excelente fotografía en blanco y negro de Ernest Haller , y en la música de Elmer Bernstein para mostrar la guerra como lo que es, como un horrendo e infame desfile de terror y muerte.

La colina de los diablos de acero
País: Estados Unidos
Título original: Men in war
Año: 1957
Intérpretes: Robert Ryan, Aldo Ray, Robert Keith, Vic Morrow, James Edwards, Nehemiah Persoff, L.Q. Jones, Scott Marlowe, Philip Pine, Adam Kennedy
Guión: Philip Yordan y Ben Maddow según la novela Combat de Van Van Praag
Fotografía: Ernest Haller en blanco y negro
Música: Elmer Bernstein
Productora: Security Pictures para United Artists
Productor: Sidney Harmon
Director: Anthony Mann

Otras películas de Anthony Mann en Travellings:

4 comentarios:

Bruce dijo...

Un actor interesante, Robert Ryan. Cara de cabronazo tenía...

Jaime Sirvent dijo...

Sí, tenía una cara de hijo de puta con todas las letras que le permitía interpretar a tipejos de esas características, pero cuando hacía de bueno por así decirlo también lo bordaba el tipo, para muestra esta película.

X dijo...

Pues esta no la conozco y pinta realmente bien. Además me encanta descubrir material de retaguardia de los grandes directores...

Jaime Sirvent dijo...

A mí me pasa igual que a ti, los grandes siempre dan la talla, incluso en sus títulos menos conocidos, la verdad es que es una labor muy satisfactoria bucear por esos parajes, se descubren muchas joyas.