miércoles, 24 de octubre de 2007

Paul McCartney: Memory almost full. Una gran decepción


Tengo, personalmente , una relación de amor- odio con Paul McCartney que se prolonga a lo largo de los años. El por qué de ese amor es evidente, ha sido, es y siempre será un Beatle con todo lo que ello conlleva, y además uno de los dos más importantes; ha legado a la humanidad canciones inolvidables (en su mayor parte con la mítica banda de Liverpool y en unos cuantos discos de su carrera en solitario), y sobre todo comenzaba a ser una figura reivindicable por la excelencia de sus tres últimos trabajos(Flaming Pie, Driving Rain y sobre todo el magistral Chaos and creation in the backyard). Sin embargo todo eso se ha ido directamente al cubo de la basura con la publicación del nuevo trabajo del señor McCartney , Memory almost full.


Con este trabajo me retrotrae al Paul que odio, al de sus discos de los 80, el Paul más pachangueril, comercialoide, ñoño y en ocasiones hasta memo. El Paul que te hace cancioncitas como Mary had a little lamb o Silly love songs absolutamente imposibles de reivindicar por cualquier aficionado a la música mínimamente objetivo (quedan excluídos de esta apreciación sus fans más irracionales).


Los amantes a la música tenemos la particularidad de que en muchos casos ese amor por la misma se ha convertido también en amor al objeto, en amor al objeto disco en sí. Queremos buenas ediciones, buenos libretos, buena presentación; y sobre todo el encanto del ritual de abrir el disco después de haberlo comprado y ver qué es lo que se nos ofrece antes de poder escucharlo. Pues bien, aquí el señor McCartney se despacha con un impresentable libreto (por llamarlo de alguna forma) con forma desplegable en que nos aparece una imagen de Paul con cierto aire juvenil( algún día hablaremos de su obsesión por querer aparentar 15 años cuando realmente tiene 63).A continuación podemos apreciar que en sus extremos superiores hay como una especie de pestañas que se pueden torcer y doblar, quizás con la idea de hacerle un homenaje al noble arte de la papiroflexia. Ésto hasta cierto punto resulta curioso cuando todavía estás en la fase inicial de sorpresa ante lo que estás viendo, pero la sorpresa se convierte en indignación cuando le das la vuelta a la parte en la que aparece la imagen del Paul quinceañeril y descubres que sólo están las letras de dos de las canciones y parte de otras dos que se van difuminando , y ya está, nada más. Salvo una invitación a visitar su página web para poder ver el resto de sus letras. ¿Qué ocurre aquí?, ¿es esta una maniobra vil, vulgar y carente del gusto más elemental que busca que los fans paguemos su demanda de divorcio a base de visitas a su página web?, ¿cómo se puede ser tan rastrero a estas alturas?.En fin, lamentablemente en cuanto a la edición es lo que hay. Me han comentado que en la edición de lujo sí aparecen todas las letras. ¿Qué ocurre aquí?, ¿no tengo derecho a tener al menos las letras del disco después de haber pagado 18 eurazos?. Ya a estas alturas la sensación de atraco a mano armada es terrible.


Bueno, me digo a mí mismo, olvida esta circunstancia, vamos a ver qué te puede ofrecer el disco en lo estrictamente musical. Pues bien, después de haberle dado numerosas oportunidades al disco nos encontramos ante una obra rutinaria, con canciones estimables, decentes en ocasiones, bien construidas pero sin un ápice de emoción. Es un disco del que no se puede decir nada malo , pero tampoco se puede decir nada bueno.Hay buenas canciones como Vintage clothes, Only mama knows, You tell me o Mr. Bellamy(con todo ninguna tiene la suficiente calidad como para haber entrado en el Chaos and creation in the backyard); canciones aburridas(Gratittude), coqueteos con la pachanga(Ever present past) o canciones rockeras de postal de auténtico juzgado de guardia(Nod your head) muy alejadas de la calidad que sí tuvieron aproximaciones al rock como la de su último disco con los Wings(Back to the egg) o ese espléndido rock de 10 minutos contenido en su álbum Driving Rain llamado Rinse the raindrops.En resumen, un disco frío y sin alma totalmente prescindible.





Ay, Paul, mira que sacar a Natalie Portman difuminada. Nos has privado de la única cosa interesante de este video clip de tu prescindible canción compuesta con el piloto automático. Lo dicho, te quiero por tus luces melódicas y te odio por tus sombras horteras.

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