miércoles, 28 de julio de 2010

Two lovers




El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.


(Santiago 1:8)


Nuestra existencia se encuentra marcada por el infructuoso intento que realizamos de conciliar esa bipolaridad irreconciliable que supone el deber y el placer; aunar la realidad y el deseo de forma que este último se convierta en lo primero. Ése es nuestro sueño desde que nacemos, o al menos desde que tenemos uso de razón, pero pronto la vida nos lleva a la encrucijada de tener que elegir, con suerte, una opción que esté a caballo entre ambas cosas, o que al menos no nos lleve a renunciar por completo a la esencia de eso que creemos que somos. La propia carrera de James Gray se encuentra circunscrita dentro de esa tierra de nadie en la que la división de la percepción crítica de su obra le ha situado, ya que no es un clásico en la línea de Clint Eastwood ni tampoco un enfant terrible que busque la subversión de las formas al estilo del Gus Van Sant más arriesgado de propuestas como Elephant, o de David Lynch; ni su cine es emparentable al de otros cineastas en activo y de generaciones y estilos tan dispares como Martin Scorsese, Paul Thomas Anderson, Tim Burton(he de confesar que a mí personalmente Tim Burton me parece un cipote con la salvedad de Ed Wood), Jim Jarmusch o David Fincher más fácilmente entronizables por los diversos sectores de la crítica. El cine de Gray es una isla dentro del panorama actual, pero para un servidor, es una isla paradisíaca con múltiples frutos que ofrecer a poco que se le dedique una mirada sensible y atenta.



En Two Lovers, el realizador de La noche es nuestra, nos cuenta una historia en la que un treintañero llamado Leonard Kraditor(Joaquin Phoenix), vuelve a casa de sus padres después de un fracaso sentimental aderezado por su propia tendencia a la neurosis y al suicidio propiciados por el trastorno de bipolaridad que sufre. James Gray nos lo presenta en una secuencia de apertura en la que le vemos cargando ropa de la tintorería, propiedad de sus padres, en la que trabaja, arrojándose de forma desganada a la bahía, y siendo salvado en última instancia, en un intento de suicidio tan falto de mordiente y de nervio como todo lo que hace Leonard a lo largo del metraje de la película. Tras esta secuencia el espectador sabe que Leonard no quiere morir, de la misma forma que quiere vivir, dependiendo del momento, y por tanto sus decisiones serán inconstantes en todo aquello que afronte.



Leonard se encuentra atrapado y ahogado en una situación bastante opresiva. Tras su reciente crisis y ruptura con su pareja anterior se ha visto obligado de nuevo a vivir en casa de sus padres(Moni Moshonov e Isabella Rossellini), y a soportar el yugo de las normas familiares, y lo que es peor, se ve de nuevo obligado, en parte por su propio caracter pusilánime, a aceptar que éstos planifiquen su futuro concertando velada y sutilmente un matrimonio con Sandra Cohen, personaje interpretado por Vinessa Shaw, que simboliza el camino seguro y sin sobresaltos que a su vez garantiza el futuro económico de ambas familias, ya que dicho enlace supondría la unión de los "imperios" de la tintorería que poseen ambos clanes familiares. Sin embargo, ante la mirada de Leonard(un excelente Joaquin Phoenix), aparece el peligro, el riesgo en forma de la mujer idealizada representada en la figura del personaje de Michelle Rausch(Gwyneth Paltrow); una mujer que vive en su mismo edificio, y que supondrá en la vida de Leonard la irrupción del riesgo, de la emoción, de la aventura, aunque dichos sentimientos vengan acompañados de la inestabilidad que acompaña al personaje que interpreta Gwyneth Paltrow. El espectador puede ver a Leonard ahogado por la opresión de las cuatro paredes del reducido piso familiar, y por las continuas preguntas de sus padres, que a fin de cuentas lo que desean, es supuestamente lo mejor para él, y al mismo tiempo puede verle musitando de emoción tan solo por una posibilidad de romper con lo establecido, con ese destino dictado por quienes en ese momento están por encima de él.




Aparentemente, pero sólo aparentemente, Two lovers, nos cuenta la típica historia propia de una comedia romántica del Hollywood actual más rancio, en la que un chico debe elegir entre dos chicas, pero como bien explicó su realizador"Mi idea era coger un guión clásico de comedia romántica, un poco apastelada, y reconvertirlo en una historia increíblemente sombría, una visión melodramática de lo que ordinariamente acostumbran a ofrecer las comedias. Ese era el desafío", y a fe mía que lo consiguió, insuflándole un hálito de tragedia griega a la narración, en el que los dictados de los padres y el futuro trazado por ellos se revela como un destino inexorable ante el que el protagonista, por mucho que lo intente no podrá rebelarse, aunque quizás, y sólo quizás, no lo intente con la suficiente fuerza, ya que aunque apueste y juegue sus cartas en pos de ese amor fou que tanto anhela, en ningún momento deja de lado la posibilidad de un plan B simbolizado en ese futuro repleto de tintes y billetes, de estabilidad y de adocenamiento, y sobre todo de Sonrisas y lágrimas, la película favorita de la guapa heredera del modesto emporio del tinte.



James Gray demuestra en Two lovers, que es uno de los realizadores más interesantes del panorama estadounidense en la actualidad, ofreciendo una historia totalmente a contracorriente dentro de las tendencias por las que discurre el cine comercial de nuestros días, en la que los personajes, la puesta en escena y el guión, se encuentran muy por encima de esos huecos artificios a los que lamentablemente nos acostumbra la escasamente atractiva cartelera actual. Two lovers, un melodrama aparentemente sosegado que sorprenderá gratamente al espectador cuyos gustos no vayan en absoluto en consonancia con la mayoría deglutidora de palomitas y ávida de vacua pirotecnia que puebla nuestras salas.


Two lovers
País: Estados Unidos
Año: 2008
Título original: Two lovers
Intérpretes: Joaquin Phoenix, Gwyneth Paltrow, Vinessa Shaw, Isabella Rossellini, Moni Moshonov, Elias Koteas, John Ortiz, Julie Budd, Bob Ari, Samantha Ivers
Guión: James Gray y Ric Menello
Fotografía: Joaquín Baca-Asay
Producción: 2929 Productions, Tempesta Films
Productores: Donna Gigliotti, James Gray y Anthony Katagas
Director: James Gray

3 comentarios:

David dijo...

No he visto nada de este director, aunque en algún sitio (me parece que en De gusanos y lombrices... espera.. sí, ahí era) recomendaban también esta película. En fin... ya sabes.. si hay tiempo me pondré con ella (ahora parece que he tenido tiempo para dejarte el comentario... que he pillado "internet" de alguien). Hasta pronto ;)

Jaime Sirvent dijo...

Creo que te gustará si tienes oportunidad de pegarle un visionado, buena película, un abrazo.

kiterupert dijo...

Me ha parecido una película pésima. Aburrida en el relato y con un final nada satisfactorio, ya que la bipolaridad del protagonista hace que no tenga sentido ni valor nada de lo que hace ni dice. No me ha gustado nada.