viernes, 29 de enero de 2010

Eric Rohmer y Jean Simmons nos dejaron para siempre


Todos nosotros amamos una forma de hacer cine que hace mucho tiempo que no es la dominante y mayoritaria. Los tiempos, desafortunadamente, cambiaron hace mucho, y las historias dejaron paso al virtuosismo tecnológico, la narración visual dejó paso a la pirotecnia de barraca en 3D, los hombres de cine dejaron paso a los estudiosos del mercado y las tendencias, y los ACTORES y las ACTRICES dejaron paso a los actores y las actrices. Es precisamente por este sentimiento de pérdida de una época, por lo que los fallecimientos de los últimos bastiones de los buenos viejos tiempos nos provocan una profunda desazón, aunque estos haga tiempo que, o bien no se encuentren en activo, o bien su época más brillante fuera cosa del pasado(en el caso de que siguieran en activo). En los últimos días nos han dejado dos importantes nombres de la historia del cine: el realizador francés Eric Rohmer, y la actriz británica Jean Simmons, y con sus fallecimientos los aficionados al cine volvemos a tener la impresión de que la época dorada se cierra una vez más.



Maurice Schérer(1920-2010) pasó a la historia del cine como Eric Rohmer. Su carrera indudablemente siempre irá asociada a la revista Cahiers du Cinema, de la que fue editor junto al mítico André Bazin, y por supuesto a sus compañeros en dicha publicación con los que compartió grupo generacional y lugar en la historia, ya que hablar de François Truffaut, Claude Chabrol, Jean Luc Godard, Jacques Rivette y Eric Rohmer es hacerlo de la Nouvelle Vague, grupo absolutamente fundamental en la historia del cine de los últimos 40 años que cambió para bien y/o para mal el concepto de crítica y de dirección cinematográfica tanto en Francia como en el resto del mundo. Ellos propagaron la teoría de los autores que ha servido, tanto para rescatar del olvido cineastas que hoy en día nos parecen absolutamente fundamentales como Alfred Hitchcock, como para que hayamos llegado al punto de sobrevalorar a cualquier meapilas con "universo propio" y de desdeñar a todos aquellos honestos profesionales que practicaban de forma ejemplar el oficio de cineasta, a los que despachamos en muchas ocasiones peyorativamente con el término artesano, únicamente porque eran capaces de mimetizarse con el proyecto que tuvieran a su cargo y porque aparentemente su obra, independientemente de su calidad, no presenta unos temas evidentes que se repitan hasta la saciedad en cada una de sus películas. La Nouvelle Vague por tanto, presenta luces y sombras, y la obra de Eric Rohmer no es ninguna excepción. Eric Rohmer es el autor de dos películas que muy probablemente sean mis dos peores experiencias en una sala de cine(Perceval el galo, y Doble agente), aunque también, es el responsable de maravillosas películas como Mi noche con Maud, La rodilla de Clara, La coleccionista, La mujer del aviador, Pauline en la playa, El rayo verde, Cuento de invierno...en las que hacía alarde de unas inusitadas elegancia y complejidad en los diálogos, y de una enorme sencillez en la puesta en escena, consiguiendo que la vida se paseara por cada uno de sus fotogramas, y que como espectador siempre haya tenido la sensación de que si viviéramos en un mundo perfecto la gente hablaría como en las películas de Eric Rohmer. En definitiva, se ha ido un genio, con una obra a sus espaldas plagada de aciertos que compensan con mucho sus escasos errores fruto de su ansia por experimentar con la narración cinematográfica(Perceval el galo, Doble agente y en muchísima menor medida La inglesa y el duque)..., se ha marchado para siempre mi director favorito de la Nouvelle Vague, afortunadamente sus películas siempre estarán ahí, ...eternamente.




Jean Merilyn Simmons(1929-2010), pasó indiscutiblemente a la historia del séptimo arte como Jean Simmons, y lo hizo haciendo gala de una enorme belleza y elegancia, y sobre todo de un saber hacer y de una calidad interpretativa realmente apabullantes. Simmons fue un regalo para la vista y el resto de sentidos en absolutamente todos los fotogramas de todas las películas en las que intervino, tanto por su belleza como por su talento. Su debut en el cine se produjo en su Gran Bretaña natal, en la película de Val Guest, Give us the moon(1944), y pronto alcanzaría un enorme prestigio dentro del cine británico en películas del calibre de Cadenas Rotas(1946) dirigida por ese incontestable genio del séptimo arte llamado David Lean, Narciso Negro(1947) de Michael Powell y Emeric Pressburger, en la que tuvo la oportunidad de trabajar con otra de las más enormes actrices que el cine haya dado nunca: Deborah Kerr, y por encima de todo en la clásica versión que realizó Laurence Olivier de la inmortal obra de William Shakespeare, Hamlet, en la que fue una espléndida Ofelia.



Con esas indiscutibles referencias en su hoja de servicios, el salto al cine de Hollywood no podía demorarse durante mucho más tiempo, y fue ahí donde esta inigualable dama dio lo mejor de sí misma tanto en papeles de época(La reina virgen, La túnica sagrada, Sinuhé, el egipcio, Demetrius y los gladiadores, Desireé, y Espartaco) a las órdenes de George Sidney, Henry Koster, Michael Curtiz, Delmer Daves y Stanley Kubrick, como en otros géneros diversos, trabajando a su vez con directores del calibre de Otto Preminger(Cara de ángel), Stanley Donen(Página en blanco), George Cukor(La actriz), William Wyler(Horizontes de grandeza), Robert Wise(Mujeres culpables), Joseph Leo Mankiewicz(Ellos y Ellas), Delbert Mann(La mujer sin rostro), Henry King(Esta tierra es mía), o con su marido Richard Brooks(El fuego y la palabra, Con los ojos cerrados), con quien se casó después de un primer matrimonio con el gran Stewart Granger, icono por excelencia, junto con Errol Flynn, del género de aventuras.



Durante los años 80 Jean Simmons encaminó su carrera hacia el mundo de la televisión, apareciendo en destacados papeles en series del calibre de Norte y Sur, y El pájaro espino, consiguiendo un Emmy por su trabajo en esta última. Jean Simmons, ya alejada del mundo del cine, continuó dando clases de interpretación y de elegancia en las series citadas. Un cáncer de pulmón se la llevó, privándonos de su presencia física, afortunadamente tanto ella como Eric Rohmer son y siempre serán inmortales en nuestros corazones.

9 comentarios:

desconvencida dijo...

Suscribo todas tus palabras, Jaime Sirvent, está claro que los protagonistas de la época dorada del cine se nos escapan poco a poco, menos mal que nos quedan sus obras para disfrutarlas...

David dijo...

Y yo suscribo lo que suscribe Desconvencida. Por cierto, la primera foto de Jean la había visto en otros blogs, pero no la segunda (está muy guapa en las dos). Un saludo.

Anonymous dijo...

Aún recuerdo aquella proyección de "Perceval el Galo" y me pregunto cómo aguantamos tanto tiempo en la sala, jajaja. Menudo "desliz" del bueno de Rohmer. Siempre nos quedarán esas buenas pelis que mencionas.
El cambio de época es evidente en estos tiempos. El otro día me dijeron que Avatar en 3D era el futuro del cine, y me dieron escalofríos. Si los peliculones del futuro son como Avatar, ya nunca pisaré un cine...
Bueno, Jean Simmons y Eric Rohmer, D.E.P.
Semi

Jaime Sirvent dijo...

Desconvencida, David, menos mal que siempre nos quedarán sus películas, saludos a los dos.

Jaime Sirvent dijo...

Semi, por lo de Perceval el galo de aquel día deberíamos estar canonizados ya, directamente, aunque te aseguro que la de Doble agente no le ve a la zaga(ésta la vi con Fran), un tostonazo de los que marcan época, es que el bueno de Rohmer era grandísimo hasta para cagarla. Además la de Doble agente ni siquiera tenía a un doble de Sigüenza(entonces delantero del Hércules)cantando en algún coro para que pudiéramos partirnos el culo a la salida,xD.

Los tiempos han cambiado para peor, está claro. Yo no he visto Avatar, fundamentalmente porque no voy sobrado de pasta y porque prefiero invertir esos 10 euros en algún clásico. En definitiva prefiero ver cine, ahí sé que únicamente vería espectáculo audiovisual. Saludos.

jose luis povo dijo...

Merecido doble homenaje a dos grandes del cine,que como bien dices representan toda una época que se nos va. Yo llegué algo tarde a Rohmer, concretamente a la segunda mitad de su cuatrilogía de las estaciones(cuento de verano y cuento de otoño), pero quedé fascinado por esas películas que eran como la vida misma e impregnadas de un sentido del humor que no me esperaba. De Jean Simmons, el papel que recuerdo siempre es el de Ellos y ellas (Guys and Dolls), inmortal musical donde trabaja con Marlon Brando. Lo dicho, hasta siempre a dos grandes y gracias, Jaime, por esta etsupenda y necesaria entrada.

amigodelpollo dijo...

un rohmer para la eternidad y una nouvelle vague en entredicho,grande jaime.en lo referente a la pirotecnia del 3D creo q los q amamos el cine debemos abrirnos a lenguajes narrativos ya creados pero nunca vividos como hasta ahora.por supuesto,hablo de avatar,pelicula maravillosa maltratada por muchos cinefilos.Espero que peliculas como esta no sean el futuro del cine,sino una parte de él y q la otra vertiente siga el ejemplo de cintas tan maravillosas como la cinta blanca , zodiac o muchas de las de rohmer.

Jaime Sirvent dijo...

José Luis, yo también llegué tarde a Rohmer, obviamente por edad era lo que nos tocaba, pero al menos ambos lo hemos disfrutado en el cine como director en activo, y eso no tiene precio. Muchas gracias por tus palabras, un saludo.

Jaime Sirvent dijo...

amigodelpollo, no me esperaba tu aparición por aquí, ha sido una agradable sorpresa que espero que se siga repitiendo en el futuro.

Hombre, ya sabes que yo siempre he estado a favor del cine-espectáculo siempre que la tecnología vaya al servicio de una historia y no sea tan sólo una excusa para filmar algo. No he visto Avatar, pero ten por seguro de que si fuera más sobrado de pasta hubiera ido a verla aunque fuera por la curiosidad, y bueno, como bien dices lo suyo sería que convivieran ambas tendencias(todo no puede ser Bergman), pero siempre que el espectáculo vaya acompañado de algo de contenido, saludos.