miércoles, 24 de diciembre de 2008

Simon&Garfunkel: Sounds of silence(1966)


Paul Simon y Art Garfunkel se hicieron amigos en el Instituto Forest Hills de Nueva York. A ambos les apasionaba la música y decidieron formar un dúo vocal con regusto folk ,a semejanza de sus admirados Everly Brothers , llamado Tom y Jerry. Sin embargo, y a pesar de que obtuvieron un éxito mediano con su single Hey, schoolgirl, los siguientes no siguieron ese camino y abandonaron el proyecto, al fin y al cabo tenían únicamente 16 años.


Paul lo seguiría intentando en solitario con diversos apelativos como Jerry Landis, Paul Kane o Tico & The Triumphs sin demasiado resultado, mientras Art ingresaría en la Facultad de Matemáticas y probaría fortuna también en solitario con el nombre de Artie Garr sin demasiada suerte. En 1964 ambos se reencuentran y deciden reiniciar de nuevo la aventura, esta vez usando sus auténticos apellidos: Simon&Garfunkel grabando el álbum Wednesday , 3 am que tuvo una tibia acogida y que ya incluía el himno The sound of silence, aunque en una versión todavía más acústica que la que conocemos todos. Esta acogida discreta motivó una nueva separación en nuestros dos amigos; Paul se marchó a Inglaterra en plena Invasión Británica, y se empapó del sonido beat , donde grabó el disco The Paul Simon Songbook volviendo con nuevos bríos a los USA y reuniéndose de nuevo con Garfunkel bajo el manto protector del productor Tom Wilson, quien les recomendó volver a grabar The sound of silence en formato single con un éxito arrollador. Esto motivó que grabaran el lp que ahora nos ocupa.


I am a rock y Kathy's song ya aparecían en The Paul Simon Songbook, dos temazos que no necesitan presentación, pero es que a su vez este álbum contiene joyas del calibre de Leaves that are green, la instrumental Anji , April come she will , o la magnífica A most peculiar man en lo que a las canciones más tranquilas y acústicas se refiere; y a su vez consigue una conseguida mezcla entro lo acústico con pequeños retazos eléctricos con temazos más enérgicos como la clásica Richard Cory, Somewhere they can't find me o We've got a groovy thing goin'.


Este disco marcó el estilo con el que todos conocemos a Simon y Garfunkel , y a su vez los salvó del anonimato y les consiguió el éxito comercial que sin duda merecían por su enorme calidad , y sirvió de antesala para futuras obras maestras del calibre de Bookends y Bridge over troubled water.


April come she will


5 comentarios:

Bruce dijo...

Un gran grupo, un poco infravalorado, en mi opinión por ser 'blanditos'. Y un gran post, como de costumbre

desconvencida dijo...

Adoro este disco, la de veces que lo habré escuchado...

Recuerdo un verano, hace más de diez años, en el que, en pleno Covent Garden vi una multitud: resulta que un par de músicos callejeros, caracterizados como Simon y Garfunkel (el que hacía de Garfunkel no necesitaba mucha caracterización, era clavado: alto, pelo rizado muy rubio y camiseta de rayas típica) cantaban todas sus canciones... vaya éxito tuvieron, la gente hacía corro y coreaban sus canciones :)

X dijo...

Ya sabes que llevo unos días con ellos en la cabeza. "Bleecker Street" me tiene atrapado, pero qué decir de mis himnos favoritos como "The sound of silence", "Mrs. Robinson" o "I am a rock" entre otras, esta última muy especial para mi.

Tu repaso de Simon & Garfunkel me ha aportado algunos datos que desconocía, jaime, y me alegra que haya servido de "puente" entre ambos blogs.

¿Qué magia existe en algunas canciones que las hace inmortales? Se puede decir que son canciones que han servido perdurado entre distintas generaciones. Canciones sin fecha de caducidad, algo que no está al alcance de cualquiera.

La fuerza nostágica que me aportan algunas de estas composiciones es grande, algo que no me sucede con otros artistas.

Un abrazo.

Jaime Sirvent dijo...

Bruce, muchas gracias. Sí, eso suele pasar, precisamente entre el sector más rockero, sobre todo en aquellos que sólo quieren guitarras fuertes, una pena, porque la música acústica con juegos y armonías vocales también merece muchísimo la pena, y Simon y Garfunkel son dos magníficos exponentes de ese estilo.

Jaime Sirvent dijo...

Desconvencida, ya somos dos, a mí también me gusta mucho este disco. Vaya, debió ser toda una experiencia lo de Covent Garden , además de una sorpresa, seguro que lo disfrutaste mucho:)

Xabipop, la buena música, al igual que el buen cine o la buena literatura no tiene fecha de caducidad, eso es lo que define a los clásicos, siempre perduran. Me alegro de que te haya gustado el post, se me ocurrió a raíz de ver el tuyo, es lo bonito de los "puentes", ¿no?, un saludo.