Vivimos en un mundo en el que la televisión es la ventana a través de la cual ve el mundo la gran mayoría de la poblacion. Ellos se visten como dice la tele, comen lo que dice la caja tonta, escuchan la música que el electrodoméstico catódico les dicta , marca gilitono o tontitono y descárgate lo que nosotros queremos que tú te descargues, la única música que existe, porque , ohh, pequeño ciudadanito de a pie, la realidad es la tele . Si tienes algún problema con tu novia debes resolverlo como marca la telecomedia de moda, debes respirar como fulano, desfilar como mengano, todos títeres al servicio de la sociedad de consumo, y siguiendo las reglas que dicta una serie de mequetrefes que aparecen por la cajita del atontamiento con la única intención de que no pienses. Como bien decía el gran Frank Zappa : " el periodismo televisivo consiste en gente que no sabe escribir entrevistando a gente que no sabe hablar para gente que no sabe leer". Esta es la cruda realidad que vivimos hoy en día, ésa es la televisión que tenemos, ¿verdad que sí Manu Sánchez?. Podía parecer ciencia ficción que nos imagináramos algo así en la España de finales de los 70 y principios de los 80, pero en Estados Unidos ya se vivían esas cosas , y Sidney Lumet supo retratarlas y adelantarse a ellas como nadie.
Network, un mundo implacable nos cuenta la historia de una cadena de televisión y de sus miserias internas. Sólo importa conseguir la audiencia a costa de lo que sea, si hay que financiar un grupo terrorista se financia, si hay que despedir a alguien se le despide, si tu programa estrella va perdiendo puntos se mata al presentador y punto, todo vale . Uno de los persnajes principales de Network es Howard Beale(Peter Finch), un locutor de informativos que como consecuencia de la pérdida de audiencia de su noticiario es despedido. En su última emisión anuncia que va a suicidarse , y a partir de ahí se convierte en una especie de profeta de las antenas.
La película tiene una serie de perlas como " Usted y otros 62 millones de americanos están escuchándome ahora. Porque menos del tres por ciento de ustedes leen libros. Porque menos del quince por ciento de ustedes lee periódicos. Porque la única verdad que ustedes conocen es la que se cuenta a través de la televisión. Justo ahora, existe una generación completa que nunca ha conocido nada que no salga del tubo de la televisión. Este tubo es el evangelio, la ultima revelación. Este tubo que puede fabricar o derribar Presidentes, Papas y Primeros ministros. Ese tubo que es la más terrible, la más maldita fuerza divina en un mundo global sin Dios. Y pobres de nosotros si alguna vez cae en manos de la gente equivocada ...¡Así que escúchenme! ¡Escúchenme! La televisión no es la verdad. La televisión es un maldito parque de atracciones. La televisión es un circo, un carnaval, una trouppe itinerante de acróbatas, cuentistas, bailarines, juglares, monstruos de barraca de feria, domadores de leones y jugadores de fútbol. Estamos en el negocio de matar el aburrimiento. Si quieren saber la verdad, acudan a Dios, acudan a sus gurús, búsquenla en ustedes mismos porque es en el único lugar donde van a encontrar la auténtica verdad. Pero amigos, nunca van a obtener ninguna verdad de nosotros. Nosotros les diremos cualquier cosa que quieran oír. ¡Nos encanta hacerlo! ...Nosotros le diremos cualquier mierda que quieran oír. Manejamos ilusiones, amigos. ¡Nada de ello es verdad! Pero ustedes sentados ahí día tras día, noche tras noche, gente de todas las edades, colores y credos – nosotros somos lo único que conocen...En el nombre de Dios, ustedes son la realidad. Nosotros somos ilusión. Así que apaguen sus televisores. Apáguenlos ahora. Apáguenlos y déjenlos apagados. Apáguenlos en medio de esta frase que les estoy dirigiendo ahora. ¡Apáguenlos!”
El personaje que interpreta Faye Dunaway representa fielmente ese nuevo tipo de gente engendrada por la televisión, que únicamente vive en pos de índices de audiencia, de rankings, de estadísticas, de puntos, pero que es absolutamente incapaz de tener una relación madura y seria porque su alma está vacía y hueca. En ese sentido resulta muy interesante el contrapunto que ejerce el personaje interpretado por William Holden, mucho más maduro en cuanto a edad, y también en cuanto a vivencias, alguien que se está retirando del medio televisivo, de un medio que sí tenía algo de decencia cuando trabajaba en él. Ambas generaciones se encuentran, se atraen y se repelen una vez acabada la fascinación inicial, la vida choca contra los guiones del medio televisivo, ya que ambas no pueden subsistir. Woody Allen decía que la realidad no imita al arte, sino a la mala televisión. Ése es nuestro mundo, ése es nuestro entorno, y no hay más que ver la programación cultural de nuestra televisión pública, ésa que pagamos todos con nuestros impuestos , para ver que Orwell, Huxley y Bradbury tenían razón. 1984 está entre nosotros amigos, hace tiempo que llegó y para quedarse.
Network, un mundo implacable
País: Estados Unidos
Título original: Network
Año: 1976
Intérpretes: William Holden, Faye Dunaway, Peter Finch, Robert Duvall, Beatrice Straight, Wesley Addy, Ned Beatty, Arthur Burghardt, Bill Burrows, Jordan Charney, Kathy Cronkite
Guión: Paddy Chayefsky
Fotografía: Owen Roizman
Música: Elliot Lawrence
Productora: 20th Century Fox
Director: Sidney Lumet
2 comentarios:
Manu Sánchez te va a denunciar un día, por acoso :p
Y si no por eso, lo hará por derribo:)
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